martes, 16 de octubre de 2012

Over.

Se pasan la vida excusándose en el nadie es perfecto pero aprovechan la mínima para recordarte cualquier error, haciendo de un grano una montaña. Eres muy importante, dicen, pero te da la sensación de que están al acecho de cualquier oportunidad, por pequeña que sea, para mandarte lejos. Parece que les importas, y llega un momento en el que acabas creyéndotelo, sí; sin embargo, cuando consiguen lo que querían se olvidan de ti, se deshacen de ti como un pañuelo. Se dedican a hacértelo pasar mal, no, peor, como lo más despreciable que existe, y cuando encuentras a alguien mejor se encargan de hacerte ver que a ese alguien no le importas, o que no es bueno para ti, que lo que hacen lo hacen por tu bien y que lo único bueno, es eso. Te ignoran, te omiten, te hacen el vacío, pero hacen que lo veas como si fueses tú la que huyes, la que pasas. Cada vez que intentas escapar, te echan en cara lo muchísimo que, en teoría, han hecho por ti, obviando, por supuesto, lo que tú sí que has hecho. Te taladran con sus problemas, como si tú no tuvieses bastante con lo que tienes, te guardas tus movidas por el miedo a resultar tediosa o pesada, pero cuando de verdad estás metida en un lío gordo te ignoran y luego se encargan de hacerte ver que ese problema es tu culpa y que no tiene sentido. Te prometen cosas que sabes de sobra que no van a cumplir. Te juzgan por tus problemas en lugar de tratar de entenderte. Ignoran cómo te sientes tú al respecto de todo esto, mientras rebosan felicidad y tú tratas de no darle la importancia que le estás dando. No valoran que les estés poniendo buena cara todo el día a pesar de todo lo que te menosprecian y te hacen pasar. Oyes como hablan, como critican, como ríen. Sabes que va para ti. Te obligas a ti misma a ignorarlo, a dejarlo pasar, a esperar. Te prometes que vas a cambiar, que no vas a pensar en ello, pero lloras todas las noches. Te arrepientes de todas las veces que las has llamado amigas, pero, a pesar de todo, tienes miedo de perderlas. Y te niegas a creer que no eres tú la que las pierde, sino que son ellas las que te están perdiendo a ti. 

sábado, 6 de octubre de 2012

Somewhere in Neverland

Dile adiós a los pasillos y a las clases,
dale la bienvenida al trabajo y a los impuestos.
Los findes con viejos amigos se convierten en rutina de nueve a cinco. Dime cómo te sientes, harto, se acabó, como si tu vida fuese un mapa sin brújula para guiarte. Y en el bar, bebiendo más de la cuenta, cantaremos juntos Forever Young. 
Así estamos otra vez, ojalá pudiéramos empezar de nuevo. 
Wendy, huye conmigo. Sé que parece una locura, pero, ¿no ves lo que me haces?
Quiero ser un niño perdido. La última oportunidad para tener una mejor realidad.
Wendy, podemos escapar. Lo prometo, si estás conmigo dilo, y encontraremos la manera.
Puedo ser un niño perdido. La última oportunidad para que todo mejore,
en algún lugar de Nunca Jamás. 
Somewhere in Neverland — All Time Low.

martes, 2 de octubre de 2012

υποκρισία


Según el griego clásico, el término 'hypokrités' significa actor, y no como se conoce hoy en día, falso, con doble cara. No es de extrañar, en verdad el significado no dista tanto de cómo lo vemos actualmente. Los griegos se limitaban a representar un papel sobre la palestra, a fingir ser alguien que no son con el propósito de entretener al pueblo. Lo que nosotros hacemos a día de hoy es básicamente lo mismo, lo único que varía es la intención: cambiamos de cara según nos convenga. Somos egoístas, y eso no cambia nunca. 


¿No estamos hartos de ver todos los días a la gente enseñarnos una cara que no es la suya? Como si tuvieran en la pared de su habitación diferentes máscaras y las cambiaran según la ocasión. No engañan a nadie, y eso al final se acaba sabiendo. A mí me gusta mucho ese tópico que dice que a todos nos dan mucha pena los niños de África pero no mientras nos comemos un chuletón. Insensible, pensará la gente de mí. Probablemente, pero hasta la fecha no he conocido a nadie que renuncie a su propia comida con tal de dársela al que no se la puede permitir. O los que después de ver Cuarta Planta o Pulseras Rojas sientan una increíble tristeza y repentina compasión por los pobres chicos con cáncer. Para ellos será tristeza, yo lo llamo condescendencia. E incluso hipocresía. Me encanta cuando dicen eso de niños con cáncer riendo y siendo felices mientras tú lloras porque tu novio te ha dejado. Para mí eso es como si me dijeran 'oye, ¿por qué sonríes? ¿acaso no sabes que hay gente más feliz que tú? Estás haciendo el ridículo', y sobra decir quién hace el ridículo en verdad. No seas hipócrita, mañana igual te echan del trabajo, te roban el móvil o se te rompen tus zapatos favoritos, pero tu propia filosofía te impide maldecir todo porque hay gente que está pasándolo peor. 
Probablemente eso me convierta en alguien cruel, pero yo lo veo de un modo completamente diferente. Me explico, si a mí me tiene preocupada un tema, por banal que sea, es mi problema. Nunca me he caracterizado por ser una persona optimista, e igual debería apreciar más la suerte que tengo por estar sana y no vivir en un hogar desestructurado o cosas así, pero de la forma en que lo pintan, el hecho de que me digan no estés triste por esa gilipollez cuando hay niños con cáncer es como si me apoyara en las desgracias ajenas para ser más feliz. Como la frase 'podría ser peor', claro que podría, imagina que he sacado un seis en un examen y eso me revienta porque podría haber sacado un ocho, pero podría ser peor, mi compañera ha sacado un tres, estoy feliz. ¿Quién es el cruel e insensible ahora? 
Soy la primera que siente una increíble impotencia al saber que esos niños inocentes van a seguir muriendo, pero al igual que mueren ellos y muchos son recordados por banalidades como haber conocido a algún famoso, mi familia o amigos también lo hace. Mi abuela murió hace casi tres años, mi abuelo el año pasado, y a ellos no los recordará ni la más pequeña parte de ese número que recuerda a los otros. Que una niña pequeña con cáncer pase a la historia solo por haber conocido a Justin Bieber da que pensar, porque el resto de las personas no van a ser reconocidas de esa manera solo porque ningún famoso les haga caso. Solo en Estados Unidos mueren 565.000 personas de cáncer al año, y dos son recordados porque a alguna persona conocida sintió lástima por ellos. Y me llaman insensible a mí por no llorar la muerte de esta gente. Sí, me da pena, pero dentro de poco esa persona por la que tanto han "llorado" se irá de su memoria, porque no la conocían, porque solo tiene que ser recordada por su familia y amigos, eso es lo importante. Eso es no ser hipócrita. ¿Y me llaman cruel a mí? Yo quedaré afligida por la muerte de pocos, pero esa aflicción dura siempre. No necesito recordar un día al año lo genial que fue un ser querido para mí, no soy tan hipócrita para eso, lo recuerdo todos los días. Y es probable que yo no sea recordada por mucha gente, pero me consuela saber que lo seré por los que me quieren, y no por los que sienten un repentino interés en mí justo en el momento de mi muerte.

"Nobody cares until you're pretty or dying".